Internacional
¿Masa o Milei? Argentina elige nuevo presidente en las elecciones más polarizadas y feroces desde 1983

La crisis económica uno de los puntos claves de esta disputa y tiene un escenario incierto.
Los argentinos deciden este domingo 19 quién será nombrado presidente del país. El centrista peronista Sergio Massa, de Unión por la Patria, y el libertario y ultraderechista Javier Milei, de Liberdade Avança, compiten en una de las elecciones más reñidas y polarizadas de la historia de Argentina desde 1983, cuando el país volvió a la democracia. después de la última dictadura militar.
Tras una sorprendente victoria de Massa, actual ministro de Economía, en la primera vuelta, las encuestas más recientes no apuntan a ninguno de los candidatos como favorito, varían en el liderazgo, lo que hace aún más incierto e impredecible el escenario. Las encuestas más recientes apuntaban a un empate técnico en la segunda vuelta.
Los candidatos luchan voto a voto, hasta el último minuto, para atraer a los electores indecisos, cruciales para el resultado. Milei, recibió el apoyo del tercer lugar, Patrícia Bullrich, sin embargo, los expertos ya habían dicho que no todos los votantes del candidato de Juntos por el Cambio deberían apoyar al libertario, algunos deberían apostar por Massa.
Independientemente de quién gane, un problema ya es seguro en el país que el nuevo presidente tendrá que afrontar: la crisis económica. Con una inflación del 143% anual, Massa, un abogado de 51 años, aspira a ser visto como un líder tranquilo y experimentado, capaz de superar la grave crisis económica de Argentina con un gobierno de unidad nacional en el que incluiría representantes de otras fuerzas políticas, con un “Estado fuerte y protector”.
Milei, un economista de 53 años que recién ingresó a la política en 2021, cuando fue elegido diputado, se presenta como un anarcocapitalista. Prometió eliminar el Banco Central y dolarizar la economía para acabar con la emisión monetaria y la inflación. Tercera economía de América Latina, históricamente la sociedad argentina siempre ha estado orgullosa de su numerosa clase media. Sin embargo, la economía no crece desde hace más de una década y la pobreza afecta a más del 40% de la población. Argentina tiene una deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por un programa de crédito de 44 mil millones de dólares que requiere una reducción significativa del déficit fiscal. Con la caída económica, el discurso de Milei contra lo que llama la “casta política chorra (de ladrones)” logró un resultado mayor al imaginado.
La campaña electoral osciló entre sentimientos de irritación con la política tradicional representada por Massa y miedo a las ideas disruptivas de Milei, que ya defendió la libre venta de armas e incluso declaró que el suministro de órganos humanos podría constituir “otro mercado”. Los candidatos finalizaron sus campañas electorales el jueves 16. El peronista se reunió con un grupo de jóvenes en el colegio Carlos Pellegrini de Buenos Aires, un evento sencillo y acorde con su estilo más sereno, para un político que ha trabajado en varios gobiernos, partidos y disputas electorales en las últimas décadas. El libertario, por su parte, asistió a un mitin en Córdoba frente a miles de simpatizantes que llenaron las calles de este bastión antikirchnerista. Al grito de “¡Libertad!”, aclamaron a su ídolo, quien volvió a cantar al escenario tras el discurso.
En la recta final de las elecciones, Milei denunció un presunto intento de fraude, algo inédito en Argentina. Acusa, sin pruebas, a la Gendarmería Nacional, principal fuerza de seguridad del país, de alterar “el contenido de las urnas y la documentación”. El libertario afirma que durante la entrega de las urnas a las fuerzas de seguridad, cuyos miembros, “junto con los jefes regionales”, habrían cambiado “el contenido de las urnas y la documentación de otras que modificaron a favor del gobernante partido y Sergio Massa, lo que cambió considerablemente el resultado electoral”. Con este discurso, el partido decidió no enviar todas las papeletas del partido a los centros electorales el domingo, alegando que no confía en el mecanismo de custodia. Aunque los analistas consideran sólido el sistema electoral y recuerdan que durante el periodo democrático del país no se disputaron elecciones, Zubán advierte que la idea de fraude “ha llegado a un sector de la población”. “Es un recurso conocido de la derecha radical denunciar el fraude antes de votar.
Los expresidentes Jair Bolsonaro y Donald Trump hicieron esto. Es un intento de deslegitimar las elecciones en caso de que gane el otro candidato”, añade el consultor político. Para la segunda vuelta -con voto obligatorio- están registrados 35,8 millones de electores.
La votación se realizará entre las 8 y las 18 horas. El presidente electo asumirá el poder el 10 de diciembre para un mandato de cuatro años.