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Sexo, monogamia y veneración a María: las controversias del papado de León XIV

En un documento aprobado por el pontífice, la Iglesia Católica afirma que las relaciones sexuales no tienen únicamente como fin la procreación; en otro texto, se orienta a no referirse a la madre de Cristo como corredentora.

Los primeros meses del papado de León XIV estuvieron marcados por cambios en la dirección de la Iglesia Católica en temas específicos y controvertidos. El más reciente se centró en el papel de las relaciones sexuales dentro del matrimonio. El tema se aborda en un documento firmado por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe y aprobado por León XIV, que señala que la función de la sexualidad no es solo procrear, sino también fortalecer los vínculos matrimoniales.

El documento también afirma que la esterilidad no invalida la vida conyugal ni restringe la vida sexual, y defiende la monogamia. En “Una sola carne, elogio de la monogamia”, el texto define el matrimonio como una “unión exclusiva y de pertenencia recíproca”. “Todo matrimonio auténtico es una unidad compuesta por dos individuos, que requiere una relación tan íntima y totalizadora que no puede compartirse con otros”.

Dividido en siete capítulos, además de las conclusiones, el decreto señala que el matrimonio no es una limitación ni una posesión, “sino la posibilidad de un amor que se abre a la eternidad”. Según el Vaticano, el tema fue abordado debido al contexto global del desarrollo del poder tecnológico, que lleva al hombre a pensarse como una “criatura sin límites”, y el crecimiento del “poliamor” en Occidente.

Otro asunto que atrajo la atención mundial fue la instrucción del Papa a los católicos de no referirse a María como “corredentora”. Según el decreto, publicado a principios de noviembre, la Iglesia reconoce que María “cooperó” en la obra redentora de Cristo, pero no actuó como mediadora.

“Considerando la necesidad de explicar el papel subordinado de María a Cristo en la obra de la Redención, el uso del título de Corredentora para definir la cooperación de María es siempre inapropiado”, afirma el texto. El decreto señala que el título de “corredentora” conlleva el riesgo de “oscurecer la singular mediación salvífica de Cristo”, lo que podría causar “confusión y desequilibrio en la armonía de las verdades de la fe cristiana”. “En ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a la humanidad que pueda salvarnos”, añade el texto.

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