Por Javiera Briones Ortega
La región española de Valencia se encuentra este lunes 29 bajo una alerta roja por lluvias torrenciales catalogadas como un “peligro extraordinario”. Son las precipitaciones que alcanzaron hasta 180 litros por metro cuadrado en solo 12 horas, lo que preocupa a los ciudadanos. El fenómeno, que afectó también zonas de Cataluña y Castellón, interrumpió el transporte ferroviario y obligó a suspender las clases de más de 500.000 estudiantes en 243 municipios.
Aunque las autoridades informaron que no se habían registrado daños personales graves, la tensión fue evidente en localidades como Aldaia, donde el desborde de un barranco reavivó los recuerdos de las devastadoras inundaciones que dejaron más de 230 muertos en octubre de 2024. “La gente tiene miedo, retiró sus coches y levantó barreras en sus casas. La noche fue en blanco”, relató José Luis Ruiz, un vecino jubilado de 64 años.
El consejero de Emergencias de la Comunidad Valenciana, Juan Carlos Valderrama, advirtió que la situación seguía siendo “inestable y de cierta incertidumbre”. La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) rebajó entretanto a alerta naranja el nivel de riesgo en la costa sur de Cataluña y en el norte de Valencia.
España, considerado uno de los países europeos más expuestos al impacto del cambio climático, sufre con regularidad lluvias torrenciales al final del verano y en otoño. Expertos señalan que fenómenos como la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) se ven intensificados por el calentamiento global y la urbanización descontrolada, aumentando el riesgo de catástrofes como la vivida el año pasado.
La nueva emergencia en Valencia refleja nuevamente la vulnerabilidad de la región y se suma al debate europeo sobre la preparación climática y la gestión de riesgos en un continente que experimenta cada vez más fenómenos meteorológicos extremos.
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