Expertos proponen medidas para revertir la inactividad física
Académicos de la Universidad San Sebastián elaboraron una serie de recomendaciones con base científica para promover una vida activa desde la infancia hasta la vejez, con foco en escuelas, comunidades y personas mayores.
Solo tres de cada diez niños mayores de cinco años cumplen con la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de realizar al menos 60 minutos diarios de actividad física.
Así lo reveló la Encuesta Nacional de Hábitos de Actividad Física y Deporte 2024, presentada recientemente por el Ministerio del Deporte.
Ante este escenario, académicos de la Universidad San Sebastián desarrollaron una propuesta que plantea medidas concretas y sostenibles para fomentar una cultura activa en el país, con énfasis en el entorno escolar, comunitario y en la población adulta mayor. El documento fue elaborado por la Facultad de Ciencias de la Rehabilitación y Calidad de Vida y su objetivo es aportar desde la mirada técnica al diseño de futuras políticas públicas.
“Buscamos que estas propuestas promuevan la actividad física como un pilar fundamental del bienestar integral, más allá de acciones puntuales. Queremos que se conviertan en parte de la cultura cotidiana y sirvan como base sólida para proyectos comunitarios, planes de gobierno e intervenciones con impacto real”, señaló la decana Tania Gutiérrez.
Envejecimiento activo: moverse para vivir con dignidad El envejecimiento de la población plantea nuevos desafíos en salud pública, y uno de los más urgentes es garantizar que las personas mayores puedan vivir de forma autónoma, activa y conectada. En esa línea, la propuesta incluye el fortalecimiento de programas de ejercicio físico funcional pensados especialmente para este grupo.
Para Lincoyán Fernández, director de la carrera de Kinesiología en la sede Concepción, el ejercicio regular en personas mayores va mucho más allá del movimiento físico:
“Ayuda a prevenir caídas, conservar la movilidad, mejorar el estado de ánimo y reducir el aislamiento. Pero también es una forma concreta de mejorar la calidad de vida. Moverse, para muchos adultos mayores, es recuperar independencia y sentido de pertenencia”.
Fernández destaca que el diseño de estas iniciativas debe considerar el contexto en que viven las personas: “No sirve copiar un modelo único. Cada comunidad tiene sus particularidades.
Por eso, trabajar desde lo local, en centros comunitarios o espacios públicos accesibles, es fundamental”.
Además, vincula esta línea de trabajo con el rol formativo de la USS: “Cuando nuestros estudiantes participan directamente en estos programas, no solo adquieren experiencia, también entienden que
su profesión tiene un propósito real: mejorar la vida de otros. Esa es una de las fortalezas de nuestra formación”.
Escuelas que mueven: el rol de la educación física
Otra de las propuestas destacadas por el equipo académico es la implementación de un bloque diario de actividad física dentro de la jornada escolar. Para la Dra. Yazmina Pleticosic, académica de Pedagogía en Educación Física en la sede Concepción, esta medida puede tener un impacto directo en la salud física, emocional y cognitiva de niños y niñas.
Explica que esta práctica no solo mejora la condición física y previene el sobrepeso, sino que también potencia el desarrollo motor, la autoestima y la autorregulación emocional. En lo académico, añade, mejora la atención, la concentración y los resultados escolares.
Además, Pleticosic destaca el rol que cumple el entorno familiar: “Los escolares activos suelen tener referentes familiares activos. Cuando la familia participa en actividades organizadas por los establecimientos educacionales, se refuerza el vínculo y se construye una cultura del movimiento con beneficios sostenibles”, concluyó.
Las recomendaciones fueron entregadas al ministro del Deporte, Jaime Pizarro, como un aporte desde la academia al fortalecimiento de políticas públicas que promuevan una vida más activa, saludable y conectada con el bienestar integral de las personas.
Propuestas:Implementar un bloque diario de actividad física con propósito educativo dentro de lajornada escolar: bloque distribuido estratégicamente, compuesto por actividades motrices con un enfoque formativo, lúdico e inclusivo.
Fortalecer talleres extracurriculares de actividad física y deporte con participación familiar y comunitaria: talleres voluntarios en escuelas públicas, diseñados para fomentar el movimiento desde un enfoque lúdico, expresivo e inclusivo.
Incluir la prescripción de ejercicio físico en el plan de atención de Salud Primaria en todas las etapas del curso de vida: incorporar prescripción de ejercicio físico en los controles médicos, como estrategia de promoción de salud y prevención de enfermedades.
Fomentar espacios intergeneracionales de actividad física para fortalecer vínculos y promover estilos de vida activos: espacios de encuentro intergeneracional en los que niñas, niños, jóvenes, personas adultas y mayores puedan compartir experiencias de movimiento de forma colaborativa, recreativa y significativa.
Implementar talleres comunitarios de actividad física con enfoque de género y programación municipal permanente: gratuitos o de bajo costo en espacios abiertos, con horarios compatibles con las dinámicas familiares y territorialmente accesibles.
Instalar programas de entrenamiento físico funcional para personas mayores en centros comunitarios: sesiones regulares de ejercicio en espacios comunitarios, aplicando metodologías basadas en las consecuencias funcionales del envejecimiento.
Implementar programas de actividad física en entornos naturales para comunidades rurales: aprovechar el entorno natural como espacio de entrenamiento, promoviendo actividades como trekking, senderismo, escalada en rocas seguras, juegos al aire libre y circuitos funcionales con elementos del paisaje.
Establecer pausas laborales activas estructuradas en entornos con acentuada carga sedentaria: interrumpir el tiempo sentado al menos cada 60 minutos mediante pausas activas breves: ejercicios de movilidad, estiramiento o activación muscular general.
Mejorar la calidad y conectividad de la infraestructura urbana para fomentar el desplazamiento activo: Invertir en veredas continuas, ciclovías protegidas, cruces peatonales visibles y espacios comunitarios conectados a servicios de uso diario.
Desarrollar campañas públicas que promuevan el movimiento desde el autocuidado y la vida cotidiana: campañas de comunicación que presenten la actividad física como una práctica cultural cotidiana vinculada al bienestar y al autocuidado.