Nomofobia y RRSS: La importancia del uso crítico

Un especialista en entornos digitales reflexiona sobre la mediatización tecnológica en la que estamos inmersos. Recomienda una utilización consciente de las plataformas. Aunque el panorama es complejo, se muestra positivo hacia el futuro.

Ignacio González, de Viedma, es licenciado en Psicología y experto en entornos digitales. Accedió a una charla con RÍO NEGRO para reflexionar sobre la nomofobia, un grave fenómeno de estos tiempos que explica el miedo a no contar con el teléfono inteligente.

Para el entrevistado, ante un mundo hiperconectado, el uso crítico de los dispositivos y de las redes sociales es clave para enfrentar el escenario. Aunque el panorama es complejo, González llama “no perder los espacios de conexión por fuera de la mediatización tecnológica”.

Pregunta: ¿Qué es la nomofobia y por qué está directamente relacionada con la tecnología?

Respuesta: El término nomofobia es un anglicismo derivado del inglés no-mobile-phone-phobia. En esta convivencia que estamos teniendo con el entorno digital, aparecen distintos fenómenos y las palabras vienen a ayudarnos a pensar. Podríamos haber escuchado otro término que es similar y también está relacionado, que es la fomofobia, el temor de perderse algo. Volviendo a la nomofobia está relacionado con el fenómeno de ansiedad que puede llegar a aparecer en los momentos en los que nos sentimos que estamos desconectados o que podemos perder la conexión, básicamente con todo lo que podemos acceder a través de nuestros teléfonos inteligentes. No se trata de una categoría diagnóstica, pero por los efectos se relaciona con la fobia en la sintomatología, en el pico de ansiedad que puede sentir una persona que tiene este un apego tan fuerte con lo digital. La persona llega al punto de evitar situaciones donde se pueda quedar sin conexión o sin batería. No está relacionado con el aparato en tanto teléfono, sino, en tanto, dispositivo de acceso a internet, por lo que tiene que ver con el acceso a las redes, a los videojuegos… también con el acceso a los portales de noticias de manera permanente. La palabra define a un fenómeno muy ansioso que pueden vivir algunas personas en estas situaciones. De pronto las personas empiezan a tener un montón de conductas, evitando lugares donde no puedan tener cobertura.

P: ¿Hay alguna manera de combatirlo? ¿Cuáles son los patrones a los que debemos estar atentos?

R: Uno tendría que tratar de predisponerse a trabajar estas cuestiones para hacer un uso consciente. Es un fenómeno bastante extendido. Estadísticamente, las personas hacemos un uso de nuestro dispositivo móvil alrededor de cinco o seis horas al día. Es muchísimo. Es básicamente media jornada laboral. De esas horas se dice que las personas están de dos a tres horas en redes sociales con sus dispositivos. Tratar de concientizar sobre la utilización que hacemos es fundamental, tratar de trabajarlo a nivel familiar o entre personas. Ir a terapia siempre es recomendable porque pensando que estamos conectados con los teléfonos, en realidad lo que se produce es una desconexión con el entorno, mucho más si las relaciones sociales quedan mediatizadas por el aparato. Se deben fomentar los encuentros analógicos con otras personas, juntarse, reunirse. Brasil es pionero en este tema porque quiere tratar de regular el uso de las redes sociales. El teléfono como teléfono de llamada se utiliza muy poco y las redes sociales están diseñadas para generar ese apego. Los teléfonos compiten por nuestra atención y nosotros corremos el serio riesgo de quedar cooptados por eso. El uso consciente es crucial porque las redes sociales están desarrolladas para aprovechar la vulnerabilidad psicológica nuestra. Por diseño, muchas veces la comparan con las máquinas tragamonedas tratando de generar esa adicción, revisar el celular permanentemente… ver las notificaciones. En su momento lo planteó Facebook: ellos compiten por la atención de las personas para que pasemos más tiempo con el celular y aprovechar así nuestras vulnerabilidades.

En “La Generación Ansiosa” de Jonathan Haidt, el autor plantea que hemos sobreprotegido a los niños del mundo. Supervisamos que pasen menos tiempo solos en las plazas, a la vez que los dejamos solos en el entorno digital. Un padre puede pensar que su hijo encerrado en su habitación con un celular está protegido, pero en realidad puede estar totalmente vulnerable recibiendo mensajes de odio o con acceso a páginas de riesgo. A diferencia de nosotros, que somos híbridos digitales, su infancia la están transitando con celulares. Con esta infancia mediatizada por el uso de este tipo de dispositivos, se han disparado los indicadores de ansiedad, de desconexión emocional y de falta de registro empático, porque son facultades que se van desarrollando en la interacción con otros.

P: ¿Cómo ves el panorama de acá a un par de años?

R: Creo que hay mucho trabajo por delante. La regulación siempre aparece, pero corre por detrás. Hay que tratar de no perder los espacios de conexión con nosotros mismos y con otros por fuera de una mediatización tecnológica.

Soy positivo, pero esto requiere muchísimo acompañamiento. Acompañamiento de las instituciones, tratando de trabajar las problemáticas en las dinámicas sociales, en las escuelas y en el trabajo, por el impacto que tiene esto también en lo laboral, no solo por la asignación de tareas, sino porque el uso intensivo del celular muchas veces en horario de trabajo también afecta al diseño laboral. Todo dependerá de nosotros.

Crecen las consultas virtuales por salud mental

Recientemente, datos de Go Doctor, plataforma digital que conecta pacientes con profesionales, detalló que las consultas virtuales por salud mental crecieron más del 30% en lo que va de 2025. El aumento acumulado desde la pandemia ya supera el 150%. Los motivos más frecuentes de asesoramiento en la plataforma son ansiedad, ataques de pánico y problemas para dormir. Las preguntas virtuales por salud mental crecieron más del 50% en un año. Matías Massotti, fundador de Go Doctor, afirmó que el aumento “evidencia una necesidad insatisfecha”. “La salud mental dejó de ser un tema a postergar o tabú, el aumento de las consultas en la plataforma indica que hay una búsqueda por mejorar la propia salud mental y que el sistema de salud no funciona”, agregó el joven empresario.