Por Javiera Briones Ortega.
Por su destacada contribución al arte escénico y a la formación de nuevas generaciones de bailarinas y bailarines, la coreógrafa australiana Karen Connolly fue reconocida con la nacionalidad chilena por gracia, distinción aprobada de forma unánime por el Senado de la República. El reconocimiento llega tras casi medio siglo de trayectoria en Chile. Connolly llegó en 1978, desarrollando una de las carreras más influyentes en la historia reciente de la danza nacional.
La coreógrafa de 76 años arribó al país con una firme formación en ballet clásico, que perfeccionó en instituciones de Australia, Londres y París, y rápidamente se integró a la escena artística chilena. Durante 1980 y 1990, se convirtió en un referente televisivo y cultural, participando en programas masivos como Sábado Gigante y siendo jurado en concursos que marcaron épocas, entre ellos Locos por el Baile, Fiebre de Baile y Aquí se Baila. Exigentes y técnicos, sus conocimientos la posicionaron como una figura respetada y de autoridad en el ámbito de la danza televisiva, abriendo espacios de difusión para esta disciplina en medios de comunicación masivos.
Más allá de la televisión, Connolly ha dejado una huella profunda en la formación artística del país. Es fundadora y directora de la Dancen Escuela Karen Connolly, creada para formar bailarines integrales capaces de desenvolverse tanto en el ámbito clásico como contemporáneo. Desde allí impulsó la Compañía Independiente Karen Connolly, agrupación con la que desarrolla montajes y presentaciones en distintos escenarios nacionales e internacionales, contribuyendo a la profesionalización de la danza escénica en Chile.
Su trabajo es clave en la difusión y enseñanza del ballet y la danza moderna, colaborando con el Ballet Nacional Chileno (BANCH), el Teatro Municipal de Santiago y diversas universidades y centros culturales del país. Además, ha promovido la creación de redes entre artistas chilenos y extranjeros, fomentando el intercambio cultural y la valorización del talento local.
En sus redes sociales, Connolly compartió un mensaje de agradecimiento tras conocer la decisión del Senado: “Me siento muy agradecida y honrada con este momento. Sentí el cariño de tanta gente durante todo el proceso que solo me queda agradecer (…) Chile siempre ha sido mi casa y me siento orgullosa de poder decir que al fin soy chilena”.
El otorgamiento de la nacionalidad por gracia reconoce de esta forma no solo su trayectoria artística, sino también su compromiso con la educación, la disciplina y la difusión de la danza como herramienta de transformación cultural. Con este gesto, el Estado chileno rinde homenaje a una mujer que ha dedicado su vida entera al arte y a la formación de generaciones de intérpretes que hoy continúan su legado.
Hoy, Karen Connolly se consolida como una de las figuras más emblemáticas y queridas de la danza en Chile, símbolo de constancia, talento y amor por un país que —como ella misma ha dicho— “le abrió las puertas y el corazón”.
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