Tecnología
Apple, Google y Meta nunca habían compartido tantos datos con el gobierno de EEUU como ahora

Han entregado hasta un 600% más datos personales aumentando la preocupación por la privacidad.
Cada vez que utilizas redes sociales, el buscador web o incluso simplemente usas tu móvil, estás compartiendo información personal. Desde correos y fotos hasta documentos y datos de ubicación, todo queda almacenado en los servidores de compañías como Meta, Apple y Google.
Pero lo que quizá no consideres es que, cuando el gobierno de los Estados Unidos solicita acceso a estos datos, las empresas están obligadas a proporcionarlos.
Si bien en algunos casos esto puede parecer una medida de seguridad necesaria, lo que sorprende es la magnitud de las solicitudes. Un estudio de la empresa de software Proton ha desvelado que, en los últimos 10 años, las tecnológicas han entregado información de 3,1 millones de cuentas al gobierno estadounidense.
Este aumento representa un 600%, por lo que, el país que preside actualmente Donald Trump es, con diferencia, el que más exige datos a estas compañías, aunque otros países de Europa, como Alemania, Francia y el Reino Unido, también han incrementado sus solicitudes.
Millones de datos entregados con un alto porcentaje de cumplimiento.
El informe de Proton también desvela que Apple, Google y Meta cumplen con la gran mayoría de las solicitudes gubernamentales. De hecho, el porcentaje de cumplimiento de estas empresas oscila entre el 80% y el 90%.
Meta es la empresa que más ha aumentado el intercambio de datos, con un 675% más de solicitudes en la última década. Apple ha registrado un crecimiento del 621%, mientras que Google ha visto un aumento del 530 % en peticiones de datos.
Esto significa que millones de cuentas han sido revisadas por las autoridades sin que sus propietarios fueran necesariamente conscientes de ello. La información que estas empresas proporcionan incluye correos electrónicos, archivos, mensajes, ubicaciones y otros datos personales.
Curiosamente, incluso Proton, una empresa que se ha posicionado como alternativa enfocada en la privacidad, también ha recibido solicitudes de datos por parte de los gobiernos.
No obstante, gracias a su cifrado de extremo a extremo y a diferencia de las Big Tech, Proton no tiene acceso a los correos electrónicos, archivos ni listas de contactos de los usuarios, lo que impide que terceros puedan acceder a esta información.
¿Por qué el gobierno solicita estos datos?.
El acceso a datos personales por parte de los gobiernos suele justificarse con razones de seguridad nacional, investigaciones criminales o ciberseguridad. En muchos casos, las autoridades buscan información para prevenir delitos, terrorismo o actividades ilegales en la red.
Cuando las autoridades solicitan información, lo hacen con el propósito de rastrear comunicaciones sospechosas, identificar redes delictivas o incluso recolectar pruebas para casos judiciales.
Sin embargo, esta justificación no está exenta de polémica, ya que muchas organizaciones defensoras de la privacidad advierten que el uso de estos datos podría sobrepasar los límites legales y afectar la libertad.
Una de las principales preocupaciones sobre este nivel de acceso gubernamental es la falta de transparencia y el potencial abuso de la información recopilada. En teoría, las Big Tech cumplen con estas solicitudes porque están obligadas por ley, pero también existe el temor de que puedan cooperar con las autoridades para evitar conflictos legales o proteger sus propios intereses.
El problema principal radica en la ausencia de cifrado de extremo a extremo en muchas de estas plataformas. Si toda la información estuviera cifrada de tal manera que ni siquiera las propias empresas pudieran acceder a ella, el riesgo de que los datos caigan en manos equivocadas sería mucho menor.
Sin este tipo de protección, los datos almacenados en los servidores de Apple, Google y Meta quedan vulnerables no solo a gobiernos, sino también a posibles ciberataques o filtraciones masivas de información.
Además, existe el riesgo de que la información entregada por estas empresas sean utilizados no solo para combatir delitos graves, sino también para espiar a periodistas, activistas o ciudadanos. En algunos países, el acceso indiscriminado a estos datos ha derivado en la represión de disidentes o en el uso de la tecnología para controlar a la población.
En un mundo donde la privacidad es cada vez más difícil de garantizar, este nivel de acceso a los datos de los usuarios plantea preguntas incómodas: ¿hasta qué punto debemos sacrificar nuestra privacidad en nombre de la seguridad? Y, sobre todo, ¿realmente estamos al tanto de la cantidad de información que se comparte sin nuestro consentimiento?