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Actividad física incidental y la oportunidad diaria de mejorar la salud
Directrices actuales de la OMS afirman que cada movimiento corporal reporta efectos positivos, independiente de su intensidad o duración, por lo que están en algo tan simple como realizar una labor doméstica, jugar o subir escaleras.
“Cada movimiento cuenta”. Esa frase consolida el paradigma a la base de las más recientes Directrices de Actividad Física y Hábitos Sedentarios de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuya última actualización fue en 2020 y que aborda lineamientos en torno a la promoción de una vida activa.
Es el protagonismo de la actividad física incidental y un notable cambio en relación con enfoques anteriores que ponían el centro en la realización de actividad o ejercicio físico de determinados tipos, acumulados por 150 a 300 minutos semanales según la intensidad, para que reportara beneficios a la salud.
Ahora se considera que interrumpir el comportamiento sedentario con cualquier tipo de actividad que implique movimiento del cuerpo, independiente su duración e intensidad, contrarresta efectos negativos del sedentarismo. En este sentido, el Plan de Acción Mundial sobre Actividad Física 2018-2030 enfatiza que promover la actividad física incidental puede ser de gran contribución para aumentar gradualmente la actividad física diaria hacia las cantidades ideales para un estado de salud integral óptimo.
Estas evidencias aborda una carta al editor publicada recientemente en la Revista Médica de Chile, cuyo autor principal es Daniel Reyes, estudiante de doctorado en Psicología en la Universidad de Concepción (UdeC) que desarrolla su tesis al alero del Centro de Vida Saludable bajo la guía del doctor Rafael Zapata y se centra en el impacto de la actividad física incidental.
Sumar minutos
“Cualquier cantidad de actividad física es mejor que ninguna y cuanta más mejor”, sostiene como el pilar actual de la promoción de estilos de vida activa y saludable el doctor Zapata, miembro del equipo ejecutivo del Centro de Vida Saludable y académico de la Escuela de Educación del campus Los Ángeles, especialista en ciencias del deporte y psicología.
Paradigma que se debe concientizar e integrar a las rutinas para ir consolidando hábitos saludables en todas las personas, porque “independiente de la edad siempre hace bien realizar actividad física”, asegura el también director del Proyecto FIC-R “Clases Activas+Convivencia Salud Mental Escolar”.
Al respecto, expone que muchos estudios respaldan que mientras más temprano, idealmente desde la infancia, se tiene una vida físicamente activa son mayores los beneficios y mantención de la salud integral, debido a que se acumulan como también el daño de los hábitos nocivos. Sin embargo, resalta que “un cuerpo de evidencia creciente viene reportando el beneficio de la actividad física en personas mayores”.
Un panorama que demuestra que nunca es tarde para sumarse a la vida activa y siempre es tiempo de obtener beneficios; y en la actividad física incidental e inicio de un nuevo año o ciclo hay una gran oportunidad para impulsar estos cambios de forma sencilla en pos de la salud y bienestar.
Mientras el ejercicio físico y deporte son actividades estructuradas y planificadas con objetivos particulares, la actividad física es cualquier tipo de movimiento corporal que implica aumento del gasto energético. Así hay intencionadas e incidentales, que no se hacen con un fin específico y hacen parte de las rutinas, desde caminar para llegar a un lugar o subir escaleras hasta ejecutar las labores domésticas, arreglos de patios y jardines o jugar en familia.
Por ende, en cada actividad diaria puede haber una posibilidad de mover el cuerpo para activar beneficios. “La actividad física incidental nos invita a sumar minutos que a la larga nos van a traer beneficios importantes. Hay que aprovechar cada oportunidad que nos propone cada día, desde que levanto hasta que me voy a dormir, para reaccionar a través de lo corporal y ser físicamente activos”, enfatiza Zapata.
Los beneficios
Ejercicio, deporte y actividad física con sus diferencias técnicas hacen parte de la vida activa, de rol vital en los estilos saludables, mientras una sedentaria e inactiva es sinónimo de riesgo y enfermedad, por eso los esfuerzos en erradicar los hábitos nocivos.
“Una serie de investigaciones han puesto de manifiesto que ser físicamente activo conlleva un impacto a la salud integral muy favorable en comparación con la inactividad. Hay evidencia reciente en condiciones de enfermedades muy complejas en que reporta los beneficios tanto preventivos como terapéuticos”, destaca Zapata.
Se refiere a obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares, cánceres o depresión; todas afecciones de alta prevalencia en la población según muestran varios informes como el sedentarismo que es un factor de riesgo transversal junto a otros hábitos nocivos como dietas malsanas y tabaquismo.
“Eso hace a la vida activa como una polipíldora a favor de nuestra salud”, asevera, por lo que el llamado es que todas las personas tomen este tratamiento y que lo hagan en cualquier dosis según sus posibilidades.