Regional
Rayen Voygüe: Mujeres mapuches difunden su cultura en flamante tienda de Cañete

A una cuadra de la plaza de Cañete, en calle Séptimo de Línea 799, se inauguró el año pasado, con el apoyo del Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP), la flamante tienda de la Asociación Gremial de Pequeñas Productoras y Artesanas Rayen Voygüe (flor de canelo en mapudungun), que agrupa a 30 mujeres mapuches de las comunas de Tirúa, Contulmo, Cañete y Los Álamos, provincia de Arauco, región del Biobío.
Es un lugar acogedor, atendido con calidez por mujeres mayores y algunas jóvenes que explican con detalles el origen y el trabajo que está detrás de lo que allí se ofrece: trarilonkos, trariwues, mantas, chales, frazadas y ponchos, hechos con lana de oveja en telar mapuche; chaihues, llepus, canastos, paneras y posavasos de fibras vegetales (ñocha y boqui); tablas de maderas nativas, hierbas medicinales, merkén, café de trigo, vinagre de manzana, harina tostada y miel, entre otros productos.
Si bien la tienda como espacio de venta es nuevo, la infraestructura es antigua y alberga un salón de eventos para talleres y capacitaciones, dormitorios de alojamiento y próximamente una sala de procesos cofinanciada por INDAP; generando un nuevo impulso para la asociación tiene más de 30 años: se creó oficialmente en los 90, en los primeros años de la transición a la democracia, como una forma de unir fuerzas, visibilizar la cultura del pueblo mapuche y mejorar la calidad de vida de las socias.
“Es una larga historia, porque desde los años 80 que empezaron a reunirse, a través de las juntas de vecinos y otras instituciones que levantaron grupos de mujeres, las chiquillas de uno y otro lado que tejían o tenían huertos. Así se juntaron mujeres con diferentes habilidades, primero en la plaza de Cañete, luego en la parroquia y después en un local arrendado, para compartir sus ideas y ver cómo hacer una organización”, cuenta Juanita Viluñir Aguayo (52), presidenta de la Rayen Voygüe.
Posteriormente se adjudicaron el inmueble donde actualmente tienen su sede y su tienda, el que han ido refaccionando paso a paso y con esfuerzo: “es nuestro punto de encuentro, ya que la mayoría vive en el campo, donde tienen pequeños terrenos y se dedican a la agricultura y a la crianza de animales. En algún momento llegamos a ser 60 socias, pero hoy somos 30, las que hacemos todos los productos que vendemos en el local”, agregó Juanita Viluñir.
“En todos estos años hay muchas hermanas que han partido a descansar y se han ido integrando sus hijas. Ha sido la forma de ir renovando la asociación para que no desaparezca. Para eso hacemos talleres de artesanía en telar y fibras vegetales y de confección de vestimenta tradicional mapuche, lo que también nos gustaría hacer para los niños de la provincia”, cuenta con entusiasmo Juanita.
En estas tres décadas de actividad, que no han estado exentas de altos y bajos, Juanita afirma que los logros más importantes que ha conseguido la Rayen Voygüe, ha sido tener su sede –“la casa propia” – y su tienda, además de la fraternidad que han construido: “tenemos una unidad muy fuerte. Pese a que somos de distintos lugares y apellidos, al final somos todas hermanas, y si a alguna le pasa algo o se cae, estamos todas ahí unidas ayudándola a levantarse. Eso es lo más lindo que tenemos”.
Al respecto, la directora regional de INDAP, Fabiola Lara, destacó la perseverancia de esta asociación y la capacidad de reinventarse, “si bien llevan 30 años trabajando, han logrado mantener sus tradiciones, reinventándose con nuevos productos y servicios, entendiendo que su cultura tiene que perdurar en el tiempo, lo cual como institución valoramos y apoyamos, porque sabemos que cuando las mujeres rurales e indígenas, impulsan proyectos, siempre dan buenos resultados”.